Inclusión Educativa

Inclusión Educativa
Documento Síntesis de Trabajo Monográfico elaborado por Lic. Elia B. De Zizzias y Dra. Eliana Z. De Rosso.

“La exclusión se impuso hace poco como un concepto al cual se recurre a falta de otro más preciso para dar a conocer todas las variedades de la miseria en el mundo: el desempleo de larga data, el joven de los suburbios, el sin techo, etc. La cuestión de la exclusión deviene entonces en la “cuestión social” por excelencia. El impacto no cesó desde entonces”. (Castel.2.004)

Al abordar la propuesta de la necesidad de reflexionar y construir una Pedagogía de la Inclusión resulta imprescindible aclarar y dar contenido de sentido al discurso. la extensión del término Pedagogía de la Inclusión, supone un basamento teórico que se inscribe en marcos multidisciplinarios. No es nuestra intención hacer historia de estas situaciones, sino contribuir a un debate esclarecedor sobre su incidencia en el actual contexto educativo argentino. Los conceptos de exclusión / inclusión son polisémicos, adquieren significado y sentido según el tiempo (génesis, historia), el espacio (lugar, no lugar) y el contexto en los que se consideren. Tienen una fuerte connotación económica: los incluidos son aquellos sujetos que tienen sus necesidades básicas satisfechas. También un impacto en la construcción de la identidad de los sujetos sociales, del Self, de su relación con los otros, de su autoestima y su sentido de pertenencia
Por otra parte, al ser dinámicos sus bordes o límites son relativos, existe una zona de vulnerabilidad hacia la cual el incluido o el excluido pueden desplazarse. Resulta imposible trazar fronteras claras entre estas zonas. Los sujetos incluidos pueden devenir vulnerables por las crisis económicas (relación con el trabajo), por las dinámicas sociales que producen desequilibrios, la multiplicación de individuos o clases sociales que sufren “déficit de integración” con respecto al trabajo, a la educación, a la salud a la vivienda. Castel caracteriza una nueva categoría de exclusión contemporánea “la nueva pobreza”, no se trata de una pobreza residual en algún sentido intemporal, sino de una nueva estructuración que requiere análisis nuevos, porque representa lo que hoy tiene de inédito la coyuntura social. (Castel.2.004).
El capitalismo, el sistema neoliberal, la “ratio” del mercado, los nuevos paradigmas de producción generan enormes desigualdades y multitudes de excluidos en todo el mundo.
En países como el nuestro, la dependencia de los imperios políticos económicos, la magnitud de la deuda externa, la inestabilidad política, la corrupción generalizada en los cuadros dirigentes, la inseguridad, han generado en las últimas décadas enormes diferencias entre los que, históricamente, han usufructuado de las debilidades políticas de un Estado benefactor para acumular riquezas y la creciente población de excluidos: los pobres estructurales y los nuevos pobres, resultado de la movilidad descendente de la clase media argentina.
Las medidas políticas para la lucha contra la exclusión, son en general, políticas sociales con intención reparadora, no preventiva. Pues, como afirma Castel, es más fácil intervenir en los efectos de las disfunciones sociales (tarea adjudicada a los técnicos), que controlar el proceso que las desencadena (dominio político). La llamada “discriminación positiva” se operativiza de ese modo en estrategias coyunturales de asistencialismo ( Ej. Planes Jefes y Jefas de Hogar) y de clientelismo político, que luego se transforman en pseudopaliativos permanentes, creando estados de dependencia y degradación social.
En diferentes momentos de la historia, la categoría de pobreza ha sido vinculada a carencia, privación, desigualdad. Relacionada a los procesos sociales o a los individuos ha dado lugar a numerosos debates teóricos (Smith, Marx, Weber, Keynes, la escuela de Chicago y otros) que giran en torno a su implicancia económica y social.
Algunos indicadores categorizan al pobre como aquel Sujeto social que no dispone de un mínimo de recursos para vivir y por lo tanto encuadrado en una categoría de pobreza absoluta o indigencia La pobreza absoluta y la pobreza relativa se relacionan con dos formas de abordar estas categorías. Una cuantitativa, que alude a los niveles de ingreso que una persona recibe, y otra, cualitativa que se refiere a otras privaciones que provienen de la “cultura de la pobreza”. En el uso corriente y también en el de los medios, los términos aludidos suelen usarse como sinónimos, o se confunden , o se yuxtaponen .
A partir de la década del 70, emergen nuevos fenómenos económicos sociales, que requirieron nuevas conceptualizaciones de la marginalidad y la nueva pobreza. Los marginados son aquellos sujetos desclasados, insumisos, disconformes con los valores de la cultura dominante. En América Latina, el concepto de marginación surge a partir de la década del 50, para designar habitantes de las favelas, las colonias, las villas de emergencia, resultado de las inmigraciones masivas hacia las ciudades. Los Sujetos marginales también tuvieron su habitat o Lugar en la periferia (márgenes, bordes, fronteras) de los centros urbanos.”La noción de centro-periferia incluye no sólo sentidos espaciales, sino también distancias sociales”. (Redondo.2.004) En tanto, la “nueva pobreza” la constituyen sujetos sociales víctimas de las crisis económicas, de la remodelación del mercado, de los cambios tecnológicos. Sujetos que no pueden conseguir trabajo o lo pierden y pasan a integrar una gran zona de vulnerabilidad económica y social.
A manera se síntesis podemos afirmar que para la concepción del sistema capitalista liberal / neoliberal, la pobreza estructural y la marginalidad son “estados naturales” de la dinámica social, “males emergentes” de la economía del mercado que se encaran con políticas reparadoras. (Asistencialismo y clientelismo) Situaciones irreversibles, categorizadas con conceptos estáticos y cerrados . “Pobres habrá siempre”.
El paradigma de inclusión / exclusión, en cambio, es dinámico, nos permite resignificar estos conceptos considerándolos abiertos, sujetos a cambios, contextualizados, con historia, imaginario y cultura, desde este enfoque, posibilita una interpretación de la realidad multicausal como una construcción cotidiana en permanente transformación.
Comprender esta nueva mirada, nos rescata del estado de naufragio en el que las economías dominantes condenan a las multitudes, pues no existe un determinismo tal que nos impida pensar que un cambio es posible y que hay lugar para la esperanza.
En el panorama dela educación argentina, cuando más del 50% de los docentes se encuentran en una situación de precarización laboral. pasando a una zona de vulnerabilidad, cuando la escuela ( de márgenes / fondo) es contenedora, asistencial y la calidad de los aprendizajes significativos desciende; cuando la inseguridad, violencia y el miedo se instalan en la relaciones comunitarias, cuando la causa de los niños parece diluirse en un voluntarismo inútil de políticas públicas fragmentadas, coyunturales e ineficaces frente a las demandas sociales, cabe que nos cuestionemos y busquemos solidariamente respuestas a estos interrogantes:

¿Qué podemos hacer?
¿Cómo construimos nuestra identidad en medio de la incertidumbre?
¿Cómo resignificamos nuestra función docente?
¿Cuál es la relevancia de la institución escolar, cuáles son sus límites y posibilidades?

En la búsqueda de sentido los caminos se vertebran en una dimensión colectiva.

Nuestra intención no es hallar la respuesta, la “receta”, ni siquiera la certidumbre. Cada pregunta es un desafío que provoca múltiples respuestas en diversas situaciones y contextos. Así de compleja vivenciamos nuestra realidad. A partir de la cual afirmamos el compromiso de pensar, reflexionar, dialogar, participar, compartir, para actuar. En esta tensión dialéctica del sujeto educador consigo mismo y su entorno, entre las teorías y la praxis cotidiana, aspiramos a construir colectivamente caminos para una transferencia de sentido.

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